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En Inglés Emily Borges quiere trabajar — aunque no sea como una policía. Ella dejó la carrera de decena de años en Venezuela después de tener amenazas dentro de su misma agencia de policía por hacer su trabajo en medio de una corrupción dominante.
Después de un viaje peligroso a los Estados Unidos, Borges y su hija de dos años, Arantza, cruzaron la frontera sur en diciembre para entonces viajar a Denver, y se han quedado en un hotel de refugio. Ella ha tratado de encontrar cualquier trabajo que pueda hacer, limpiando casas. Pero, para que se le abra una oportunidad de trabajo regular — su boleto para ganar su propio dinero y encontrar un lugar a vivir — ella necesita un permiso de trabajo.
Millones de migrantes como Borges han huido de condiciones inestables políticas, económicas y humanitarias de Venezuela en años recientes. Decenas de millares han llegado a Denver, con muchos de ellos empezando a construir sus vidas en la ciudad mientras que solicitan asilo en los Estado Unidos. Mientras que esperan a que se resuelvan los casos, que pueden tomar años en tribunales sobrecargados de inmigración, el trabajo es su sustento y su camino a la autosuficiencia — al mismo tiempo puede reducir la tensión en gobiernos locales como Denver que apoyan a los que llegan.
Ellos han estado parados en estacionamientos de Home Depot, buscando un día de trabajo. Han ganado dinero en el Stanley Marketplace de Aurora por estilizar cabello y dar clases de gimnasia. Con la ayuda de residentes de Denver, algunos migrantes han vendido comida y ofrecido servicios de comida. Desde que llegaron a Denver hace dos meses, ella ha tenido problemas al encontrar un trabajo similar. Ninguno tiene todavía permiso de trabajo.
Desde diciembre del , Denver ha documentado la trayectoria de 38, solicitantes de asilo — algunos de ellos ya han dejado Colorado. Y si puede tener un apartamento, usted puede tener comida, usted puede sostener a la familia y tener a sus hijos en la escuela. El New York Times informó recientemente que en años recientes, el proceso de asilo se ha convertido en el sistema de facto para muchos inmigrantes que cruzan la frontera sur de los Estados Unidos después de dejar Venezuela y otros países.